
Eran las ocho de la noche cuando salió de la oficina, iba de traje y corbata, el atuendo obligatorio en la empresa, pero llevaba la bolsa de deporte con todo lo necesario así que se fue directamente al gimnasio. Al llegar allí se dirigió a los vestuarios para cambiarse y empezar su primera clase, llegaba con el tiempo justo y como no recordaba muy bien dónde estaban y el gimnasio era tan grande aceleró el paso para no llegar tarde a la clase. Por fin encontró el vestuario y se fue hacia él, justo cuando iba a agarrar el pomo de la puerta y abrirla oyó a su espalda a una chica que le decía que ahí no podía entrar, miró la puerta y se fijó en que era el vestuario de las chicas. Pidió disculpas y muy avergonzado preguntó dónde estaba el de los hombres, explicó que era nuevo, que tenía prisa y que no se había fijado, y la chica le señaló la puerta que estaba justo al lado. Estaba convencido de que no le había creído ni una sola palabra, seguro que pensaba que era un pervertido, menuda forma de empezar! Entró, se cambió y se fue a la clase.
Cuando salió ya era tarde, pronto cerraría el gimnasio pero aún no quería irse así que decidió darse un chapuzón en la piscina y relajarse un poco haciendo unos largos. Entró otra vez en el vestuario, esta vez fue directamente al de los hombres, se duchó, se puso el bañador y salió por una puerta que llevaba directamente a la piscina. Apenas quedaba gente, esa solía ser la mejor hora para nadar tranquilamente, sin agobios, sin ruido... Había hecho un par de largos cuando entró una chica espectacular, se paró en mitad de la psicina para observarla detenidamente. Tenía una larga melena negra que intentaba meter dentro del gorro de piscina,el bañador rojo que llevaba puesto apenas tapaba su escultural cuerpo, se ceñía perfectamente marcando sus grandes y firmes pechos. Su estrecha cintura daba paso a unas generosas caderas que movía sensualmente al caminar hacia el borde de la piscina. Se detuvo antes de saltar para ponerse las gafas y proteger unos preciosos ojos azules rodeados por unas espesa y largas pestañas. Se dio cuenta de que la estaba mirando y le sonrió, tenía una dulce sonrisa que iluminaba su rostro y dejaba entrever unos dientes blancos perfectos. Él le devolvió la sonrisa y miró cómo sus largas y esbeltas piernas se preparaban para saltar y se zambullía en la piscina. Cruzó la mitad de la piscina antes de volver a salir del agua. Nadaba bien, con estilo, se notaba que lo hacía con frecuencia. Él se dio cuenta de que llevaba un buen rato parado así que decidió nadar hacia el borde para salir y seguir observándola pero se dio cuenta de que no podía, al menos por el momento, tendría que seguir haciendo largos ya que el bañador no podría disimular la erección. Pero el hecho de que ella estuviera nadando justo en la otra calle y que el tuviera una gran imaginación no ayudaba mucho. Se concentró en nadar y dejar de pensar en esa espectacular mujer.
No sabía cuánto tiempo había pasado pero cuando miró el reloj que había en la pared vio que faltaba poco para que cerrara el gimnasio, así que pudiera o no, tenía que salir de la piscina. Apens quedaba nadie, ella ya no estaba, ni siquiera se había dado cuenta de que se había ido y el socorrista estaba hablando con un chico y no prestaba atención a la piscina, era su oportuidad, nadie lo vería, sólo tenía que ir corriendo hasta el vestuario, y eso hizo, abrió la puerta y entró. Iba a buscar su taquilla cuando se dio cuenta de que no eran los vestuarios masculinos, una vez más se había confundido, dio media vuelta para irse antes de que lo viese nadie y lo echasen del gimnasio. De pronto oyó unos gemidos. La curiosidad le pudo, siguió el sonido que parecía provenir de la zona de las taquillas, se acercó lenta y cuidadosamente para que no lo descubrieran y los vio, estaban de pie, abrazados y besándose, a él no lo había visto en la piscina, pero a ella si, era ella, la chica espectacular que nadaba en la calle contigua. Él estaba apoyado contra la pared, con sus manos acariciaba la espalda de la chica deslizándolas lentamente hacia abajo y deteniéndose en su hermoso, firme y perfecto culo. Metió una de sus manos por debajo del bañador llevándola hacia el centro, sus dedos rozaron sus labios y ella dejó escapar un gemido mientras echaba ligeramente la cabeza hacia atrás dejando que él besara su esbelto cuello. Con la punta de la lengua lo acarició de abajo hacia arriba llegando al mentón, ella acercó sus labios a los de él y lo besó, primero suave y luego más apasionadamente. Él la acercó más a su cuerpo, ella tenía sus brazos alrededor de su cuello y dejó que una de sus manos bajara acariciando su torso, se detuvo un instante en su pecho, con un dedo acarició sus definidos pectorales, juegueteó con un pezón y siguió bajando por sus marcados abdominales hasta el ombligo. Se detuvo, dejó de besarlo y se separó ligeramente. Volvió a besarlo en los labios, muy suavemente, bajó por el mentón, el cuello y siguió el recorrido que unos segundos antes había hecho con su dedo. Mordió suavemente el pezón y siguió bajando pero esta vez no se detuvo en el ombligo, se puso de rodillas, bajó el bañador y dejó a la vista su pene erecto. Lo rodeó con una mano mientras con la otra continuaba acariciando su vientre. Con la lengua lo acarició desde la base hacia la punta parándose ahí, la chupó mientras miraba a los ojos de su pareja luego pasó la lengua por el frenillo y volvió a chupar la punta, sólo ligeramente como besándola. Al mismo tiempo movía la mano de arriba abajo girando la muñeca ligeramente, continuó besando el pene hacia abajo hasta los testículos que acarició suavemene con la lengua. Él dejó escapar un gemido mientras echaba la cabeza hacia atrás y cerraba los ojos, ella volvió a subir hacia la punta, lamiéndolo y se lo introdujo en la boca, primero un poco pero a medida que lo iba chupando se lo iba metiendo más adentro, con la mano iba acompañando los movimientos de la boca hasta que de repente se detuvo, él le agarró la cabeza con ambas manos acercándola a su cuerpo "Sigue" -le pidió con voz ronca por el placer, pero ella no siguió, le quitó completamente el bañador, se levantó lentamente y lo llevó hacia un banco que había cerca, "Túmbate"-le dijo, él lo hizo y ella sacó de una taquilla que estaba abierta unos condones. Se acercó al banco y los dejó allí, con una mano se bajó lentamente un tirante del bañador, luego el otro dejando ver sus pechos y sus rosados pezones que ya estaban duros, siguió deslizándolo hacia abajo hasta quitárselo, estaba totalmente depilada y podía verse parte de los labios. Se quitó el gorro dejando que su larga melena cayera sobre sus hombros, abrió un condón y se lo puso a él, los otros los dejó en el suelo, cerca de ella. Se colocó encima del hombre y bajó lentamente mientras introducía su duro pene.
Él permanecía semioculto tras unas taquillas mientras observaba atentamente la escena. El bañador no podía `disimular la erección, se lo bajó un poco sacando el endurecido pene y empezó a masturbarse. Contempló detenidamnte el cuerpo desnudo de la chica, sus redondos pechos, sus pezones apuntando hacia el frente, su suave y blanca piel, su plano vientre que se movía al ritmo de su respiración... Vio cómo se introducía el pene y cómo empezaba a moverse lentamente.
Ella se echó hacia deltante, sobre el cuerpo del hombre, sus pechos rozaron su torso y mientras se movía lo besó en el cuello bajando al pecho, apoyó sus manos en él y se incorporó ligeramente para empujar su cadera hacia abajo y que la penetrara más adentro. Siguió moviéndose lentamente mientras gemía de placer, él le acarició los pechos y se incorporó hasta poder besarlos, chupeteó primero un pezón y luego el otro y volvió a tumbarse, bajó sus manos por los costados hasta posarlas en sus glúteos, ella se incorporó y sacó el pene de su vagina para frotarlo contra sus húmedos labios y su clítoris, se echó hacia atrás apoyando una mano en el banco, con la otra siguió acarciando el pene al mismo tiempo que movía sus caderas. Fue aumentando el ritmo mientras jadeaba y gemía, cada vez se movía mas rápido, estimulando el clítoris con el pene. Sus caderas subían y bajaban, los gemidos eran cada vez más intensos, sus pechos se movían al mismo ritmo que el resto del cuerpo, la respiración se aceleraba, aumentaba más y más la velocidad, los gemidos dieron paso a pequeños gritos, se excitaba cada vez más, inclinó la cabeza hacia delante y mientras miraba cómo frotaba el pene contra su clítoris dejó que el orgasmo se apoderara de su cuerpo.
Qué fuerte! Yo tiene que ser de uno en uno que sino me colapso!! Menos mal que tengo el O2 a mano porque con tanto jadeo casi desfallezco! De verdad pasa eso en los gimnasios? Ahora ya entiendo que tú no faltes a tu cita diaria! Bordas el género y ya te veo buscando editores! Cuando seas famosa recuerda que yo hacía comentarios saltándome mi pureza y castidad!!! Ya no quiero imaginar de qué irá el tercero pero me veo ardiendo en el infierno! MUAC
ResponderEliminar