
viernes, 30 de abril de 2010
MASAJES

domingo, 25 de abril de 2010
TRIÁNGULO

martes, 20 de abril de 2010
EL LIGUERO
Había quedado con sus amigas en un pequeño pub donde iban todos lo viernes, para empezar la noche no estaba mal, era tranquilo y podías charlar mientras tomabas una copa. Era el momento de ponerse al día en cotilleos, la de cosas que podían llegar a pasar en una semana. Los cotilleos más jugosos eran los de los novios, todas sus amigas tenían pareja, pero el viernes era el día de las chicas y los novios estaban prohibidos, aunque normalmente, acababan encontrándolos a lo largo de la noche, con la de pubs y discotecas que había en la ciudad y siempre acababan apareciendo por algún sitio, ¡qué curioso! Ella era la única que no tenía, sus amigas se empeñaban en que tenía que sentar cabeza y encontrar a un buen chico con el que salir, pero ella se resistía, le gustaba demasiado su libertad y la tranquilidad que le daba. De ese pub fueron directamente a una discoteca a bailar un poco, ese era su momento preferido de la noche, sólo tenía que dar una vuelta por el local buscando algún chico interesante, no siempre lo encontraba, como sucedió en esta ocasión, pero no pasaba nada, se iba a la pista a bailar y a esperar a que apareciera lo que estaba buscando. Llevaba cerca de una hora bailando con los distintos hombres que se le acercaban cuando por fin lo vio. Estaba bailando a unos pocos metros de ella. La miraba fijamente, ella le sonrió y él se acercó. Empezaron a bailar sin cruzar una sola palabra, sin tan siquiera presentarse. Era moreno, alto, de cuerpo atlético, podía notar sus músculos a través de la camiseta, pero lo que más le había impresionado eran sus increíbles ojos verdes y su sonrisa, tenia esa media sonrisa que le resultaba tan sensual. Mientras bailaban él empezó a acariciarle la espalda bajando lentamente y se detuvo justo en la cintura, rodeándola con los brazos, ella le rodeó el cuello pegándose completamente a su cuerpo y él inclinó la cabeza para besarle el cuello. Se estremeció al sentir sus carnosos labios sobre su piel, un escalofrío recorrió toda su espalda y buscó su boca con sus labios para besarla. Fue un beso dulce y lento, suave como una caricia, sus lenguas se rozaron ligeramente. Mientras se besaban ella bajó lentamente su mano acariciando su torso y rodeando su cintura hasta posarse en su redondo y duro culo. Dejó escapar un gemido cuando él volvió a besar su cuello. Sus cuerpos se acercaron aún más, él bajó sus manos acercando su cadera a la de él, luego subió una para acariciarle un pecho. Siguieron besándose y acariciándose hasta que él la cogió de la mano y la llevó hasta unos sillones que estaban un poco apartados de la pista. Él se sentó y ella se puso encima a horcajadas. Continuaron besándose mientras él acariciaba sus muslos y subía su minifalda dejando ver parte del liguero. Ella bajó su mano hasta su entrepierna y desabrochó los botones del pantalón, introduciendo su mano para acariciar su pene, era grande y estaba duro, eso la excitó más. Iba a coger el bolso para sacar un condón cuando se les acercó un empleado de la discoteca para decirles que ahí no se podía hacer eso, ella se levantó, lo agarró de la mano y juntos se dirigienos a la salida. Sus amigas la conocían, sabían que cuando conocía a alguien se iba sin despedirse, quizás volviera a la discoteca más tarde o quizás se encontrasen en otra parte.
Una vez en la calle siguieron andando unos pocos metros hasta un callejón, no había nadie así que era el lugar "perfecto" para seguir donde lo habían dejado. Él la empujó contra las rejas de una ventana mientras la besaba, subió su minifalda y lo vio. "Llevas liguero"-le dijo, "Si, ¿te gusta?" -le preguntó ella, "Si" deslizó una mano entre sus muslos e introdujo sus dedos por debajo del tanga acariciando su clítoris. Ella gimió y se mordió suavemente el labio inferior. ¿Te gusta?- le susurró al oído. Si- le contestó ella. Lo besó apasionadamente, besó sus labios, su cuello, volvió a su boca mientras él introducía sus dedos en su húmeda vagina moviéndolos de dentro a fuera e introduciéndolos cada vez más adentro. Ella le desabrochó el cinturón y los botones y metió la mano por debajo de su boxer, rodeó con su mano su duro pene y lo acarició firmemente. Él le bajó el tirante de la camiseta dejando ver su sujetador, acarició su pecho por encima y bajó también su tirante, besó su pecho y mordisqueó suavemente el pezón. Esta vez sí pudo coger un condón del bolso y ponérselo, le rodeó el cuello con sus brazos y, mientras él la levantaba, ella entrelazó sus piernas alrededor de su cadera. Él apartó el tanga e introdujo su pene. Empezó a moverse lentamente, penetrándola con delicadeza, cada vez más adentro, más profundo, ella levantó un brazo y agarró una de las rejas de la ventana en la que se apoyaba y con la otra mano cogió otra, él aprovechó para levantarle la camiseta y el sujetador "Me gustan tus pechos"-le dijo mientras se los besaba, con la punta de la lengua rozó uno de sus rosados pezones, jugueteó con él para acabar chupándolo apasionadamente. Con una mano le agarraba la cadera y la otra la posó en su vientre, ella gimió y echó la cabeza hacia atrás. Entre jadeos y gemidos él siguió penetrándola cada vez más rápido, "Más, más, sigue así"- le decía ella, él la embestía con más fuerza, más adentro, cada vez más rápido, el placer aumentaba a medida que aumentaba el ritmo, sus caderas se movían buscándose el uno al otro, el placer recorría sus cuerpos, invadiéndolos, estremeciéndolos, ella se agarró fuertemente a él clavando sus dedos en su espalda "Me corro"- susurró a su oído. Echó la cabeza hacia atrás y gimió más fuerte mientras se tensaba todo su cuerpo, él siguió penetrándola, ella siguió gimiendo hasta que lanzó un grito que apenas pudo ahogar apoyando su boca contra el hombro de él. Al mismo tiempo, él permitió que su cuerpo se dejara llevar, dejó que el placer lo invadiera completamente, se estremeció y dejó escapar un grito de placer. Permanecieron abrazados tan solo unos segundos. Ella se soltó apoyando los pies en el suelo, sus piernas aún no tenían fuerza suficiente para aguantar su peso así que se apoyó contra la pared mientras se arreglaba la ropa, se colocaba bien el tanga, se bajaba la minifalda , se ponía el sujetador y bajaba también la camiseta. Él se apoyó también en la pared mientras se subía los pantalones y se abrochaba el cinturón. Al acabar ella lo miró a los ojos, le sonrió y lo besó, y sin más, sin decir una sola palabra, se dio media vuelta y se alejó. "¿No me das tu teléfono?"- le preguntó, ella siguió andando sin girarse y sin contestar. "Dime al menos cómo te llamas" pero siguió alejándose sin contestar.
domingo, 18 de abril de 2010
LA CHICA DE LA PISCINA

Eran las ocho de la noche cuando salió de la oficina, iba de traje y corbata, el atuendo obligatorio en la empresa, pero llevaba la bolsa de deporte con todo lo necesario así que se fue directamente al gimnasio. Al llegar allí se dirigió a los vestuarios para cambiarse y empezar su primera clase, llegaba con el tiempo justo y como no recordaba muy bien dónde estaban y el gimnasio era tan grande aceleró el paso para no llegar tarde a la clase. Por fin encontró el vestuario y se fue hacia él, justo cuando iba a agarrar el pomo de la puerta y abrirla oyó a su espalda a una chica que le decía que ahí no podía entrar, miró la puerta y se fijó en que era el vestuario de las chicas. Pidió disculpas y muy avergonzado preguntó dónde estaba el de los hombres, explicó que era nuevo, que tenía prisa y que no se había fijado, y la chica le señaló la puerta que estaba justo al lado. Estaba convencido de que no le había creído ni una sola palabra, seguro que pensaba que era un pervertido, menuda forma de empezar! Entró, se cambió y se fue a la clase.
Cuando salió ya era tarde, pronto cerraría el gimnasio pero aún no quería irse así que decidió darse un chapuzón en la piscina y relajarse un poco haciendo unos largos. Entró otra vez en el vestuario, esta vez fue directamente al de los hombres, se duchó, se puso el bañador y salió por una puerta que llevaba directamente a la piscina. Apenas quedaba gente, esa solía ser la mejor hora para nadar tranquilamente, sin agobios, sin ruido... Había hecho un par de largos cuando entró una chica espectacular, se paró en mitad de la psicina para observarla detenidamente. Tenía una larga melena negra que intentaba meter dentro del gorro de piscina,el bañador rojo que llevaba puesto apenas tapaba su escultural cuerpo, se ceñía perfectamente marcando sus grandes y firmes pechos. Su estrecha cintura daba paso a unas generosas caderas que movía sensualmente al caminar hacia el borde de la piscina. Se detuvo antes de saltar para ponerse las gafas y proteger unos preciosos ojos azules rodeados por unas espesa y largas pestañas. Se dio cuenta de que la estaba mirando y le sonrió, tenía una dulce sonrisa que iluminaba su rostro y dejaba entrever unos dientes blancos perfectos. Él le devolvió la sonrisa y miró cómo sus largas y esbeltas piernas se preparaban para saltar y se zambullía en la piscina. Cruzó la mitad de la piscina antes de volver a salir del agua. Nadaba bien, con estilo, se notaba que lo hacía con frecuencia. Él se dio cuenta de que llevaba un buen rato parado así que decidió nadar hacia el borde para salir y seguir observándola pero se dio cuenta de que no podía, al menos por el momento, tendría que seguir haciendo largos ya que el bañador no podría disimular la erección. Pero el hecho de que ella estuviera nadando justo en la otra calle y que el tuviera una gran imaginación no ayudaba mucho. Se concentró en nadar y dejar de pensar en esa espectacular mujer.
No sabía cuánto tiempo había pasado pero cuando miró el reloj que había en la pared vio que faltaba poco para que cerrara el gimnasio, así que pudiera o no, tenía que salir de la piscina. Apens quedaba nadie, ella ya no estaba, ni siquiera se había dado cuenta de que se había ido y el socorrista estaba hablando con un chico y no prestaba atención a la piscina, era su oportuidad, nadie lo vería, sólo tenía que ir corriendo hasta el vestuario, y eso hizo, abrió la puerta y entró. Iba a buscar su taquilla cuando se dio cuenta de que no eran los vestuarios masculinos, una vez más se había confundido, dio media vuelta para irse antes de que lo viese nadie y lo echasen del gimnasio. De pronto oyó unos gemidos. La curiosidad le pudo, siguió el sonido que parecía provenir de la zona de las taquillas, se acercó lenta y cuidadosamente para que no lo descubrieran y los vio, estaban de pie, abrazados y besándose, a él no lo había visto en la piscina, pero a ella si, era ella, la chica espectacular que nadaba en la calle contigua. Él estaba apoyado contra la pared, con sus manos acariciaba la espalda de la chica deslizándolas lentamente hacia abajo y deteniéndose en su hermoso, firme y perfecto culo. Metió una de sus manos por debajo del bañador llevándola hacia el centro, sus dedos rozaron sus labios y ella dejó escapar un gemido mientras echaba ligeramente la cabeza hacia atrás dejando que él besara su esbelto cuello. Con la punta de la lengua lo acarició de abajo hacia arriba llegando al mentón, ella acercó sus labios a los de él y lo besó, primero suave y luego más apasionadamente. Él la acercó más a su cuerpo, ella tenía sus brazos alrededor de su cuello y dejó que una de sus manos bajara acariciando su torso, se detuvo un instante en su pecho, con un dedo acarició sus definidos pectorales, juegueteó con un pezón y siguió bajando por sus marcados abdominales hasta el ombligo. Se detuvo, dejó de besarlo y se separó ligeramente. Volvió a besarlo en los labios, muy suavemente, bajó por el mentón, el cuello y siguió el recorrido que unos segundos antes había hecho con su dedo. Mordió suavemente el pezón y siguió bajando pero esta vez no se detuvo en el ombligo, se puso de rodillas, bajó el bañador y dejó a la vista su pene erecto. Lo rodeó con una mano mientras con la otra continuaba acariciando su vientre. Con la lengua lo acarició desde la base hacia la punta parándose ahí, la chupó mientras miraba a los ojos de su pareja luego pasó la lengua por el frenillo y volvió a chupar la punta, sólo ligeramente como besándola. Al mismo tiempo movía la mano de arriba abajo girando la muñeca ligeramente, continuó besando el pene hacia abajo hasta los testículos que acarició suavemene con la lengua. Él dejó escapar un gemido mientras echaba la cabeza hacia atrás y cerraba los ojos, ella volvió a subir hacia la punta, lamiéndolo y se lo introdujo en la boca, primero un poco pero a medida que lo iba chupando se lo iba metiendo más adentro, con la mano iba acompañando los movimientos de la boca hasta que de repente se detuvo, él le agarró la cabeza con ambas manos acercándola a su cuerpo "Sigue" -le pidió con voz ronca por el placer, pero ella no siguió, le quitó completamente el bañador, se levantó lentamente y lo llevó hacia un banco que había cerca, "Túmbate"-le dijo, él lo hizo y ella sacó de una taquilla que estaba abierta unos condones. Se acercó al banco y los dejó allí, con una mano se bajó lentamente un tirante del bañador, luego el otro dejando ver sus pechos y sus rosados pezones que ya estaban duros, siguió deslizándolo hacia abajo hasta quitárselo, estaba totalmente depilada y podía verse parte de los labios. Se quitó el gorro dejando que su larga melena cayera sobre sus hombros, abrió un condón y se lo puso a él, los otros los dejó en el suelo, cerca de ella. Se colocó encima del hombre y bajó lentamente mientras introducía su duro pene.
Él permanecía semioculto tras unas taquillas mientras observaba atentamente la escena. El bañador no podía `disimular la erección, se lo bajó un poco sacando el endurecido pene y empezó a masturbarse. Contempló detenidamnte el cuerpo desnudo de la chica, sus redondos pechos, sus pezones apuntando hacia el frente, su suave y blanca piel, su plano vientre que se movía al ritmo de su respiración... Vio cómo se introducía el pene y cómo empezaba a moverse lentamente.
Ella se echó hacia deltante, sobre el cuerpo del hombre, sus pechos rozaron su torso y mientras se movía lo besó en el cuello bajando al pecho, apoyó sus manos en él y se incorporó ligeramente para empujar su cadera hacia abajo y que la penetrara más adentro. Siguió moviéndose lentamente mientras gemía de placer, él le acarició los pechos y se incorporó hasta poder besarlos, chupeteó primero un pezón y luego el otro y volvió a tumbarse, bajó sus manos por los costados hasta posarlas en sus glúteos, ella se incorporó y sacó el pene de su vagina para frotarlo contra sus húmedos labios y su clítoris, se echó hacia atrás apoyando una mano en el banco, con la otra siguió acarciando el pene al mismo tiempo que movía sus caderas. Fue aumentando el ritmo mientras jadeaba y gemía, cada vez se movía mas rápido, estimulando el clítoris con el pene. Sus caderas subían y bajaban, los gemidos eran cada vez más intensos, sus pechos se movían al mismo ritmo que el resto del cuerpo, la respiración se aceleraba, aumentaba más y más la velocidad, los gemidos dieron paso a pequeños gritos, se excitaba cada vez más, inclinó la cabeza hacia delante y mientras miraba cómo frotaba el pene contra su clítoris dejó que el orgasmo se apoderara de su cuerpo.