viernes, 26 de noviembre de 2010

SIN TÍTULO


Estaba esperándome donde habíamos quedado, me subí al coche y arrancó. "¿Hiciste lo que te pedí?!-me preguntó sin apartar la mirada de la carretera, "averígualo"-le contesté. "Súbete el vestido"-me dijo mirándome de reojo. Puse las manos en mis muslos y muy lentamente fui subiendo hasta la cadera el vestido rojo que llevaba puesto dejando que comprobara que no me había puesto tanga tal y como me había dicho. "Mmmm, eso me gusta. Acaríciate" Puse mi mano sobre mi sexo perfectamente depilado y rocé suavemente los labios. Separé más las piernas para poder descender hasta introducir un dedo en mi vagina. Apoyé la cabeza en el reposacabezas y, mordiéndome el labio inferior, dejé escapar un gemido. Cerré los ojos mientras me acariciaba y movía el dedo dentro de mí para sentir cómo me envolvía el placer e iba aumentando poco a poco. Un cosquilleo recorrió mi cuerpo desde mi interior intensificándose con cada movimiento. El coche paró en un semáforo y él aprovechó para mirar cómo me masturbaba. Apartó mi mano para acariciarme él. Movió suavemente sus dedos sobre mi clítoris de un lado a otro excitándome aún más. "Méteme los dedos dentro"-le pedí. Los coches empezaron a pitar y tuvo que arrancar pero no apartó su mano. "Qué húmeda estás"- me dijo cuando introdujo sus dedos. Los sentía dentro de mí moviéndose de dentro a fuera, resbalando por las mojadas paredes de mi vagina. "Me gusta más cuando lo haces tú" -susurré con voz ronca dejándome llevar por el placer. Volvió a acariciarme los labios suavemente, sólo rozándolos, casi sin tocarlos pero rápidamente. "Mmmmm, sigue, no te pares" -le pedí mientras se aceleraba mi corazón. "Sigue, sigue", mis musculos se tensaron. "Dímelo"-me ordenó,"dilo". "Me corro, no te pares, me estoy corriendo" -le dije. Apartó su mano y llevó sus empapados dedos hacia su boca para chuparlos "Qué rica estás"-dijo, "tengo ganas de que lleguemos y comértelo". Me acerqué a él para besarlo y puse mi mano en su entrepierna. "Quiero chupártela" -le dije al oído mientras desabrochaba uno a uno los botones de su pantalón y se la sacaba. Era enorme, grande, gorda y dura. La lamí humedeciéndola con mi saliva, fui besándola todo a lo largo hasta llegar a la punta y la metí en mi boca. "¿Te gusta chupármela? -me preguntó excitado. "Sí"-le respondí. "¿Alguna vez habías chupado una tan grande?", "sabes que no", en mi vida había visto una así, salvo en películas porno claro, y ¡cómo me gustaba!. Le chupé la punta jugueteando con mi lengua al rededor de ella, acariciándola, succiónándola, lamiéndola, besándola... "¡Mmm!, ¡qué bien lo haces!", "¿Sí?, ¿te gusta cómo te la chupo?", "sí" -respondió y seguí haciéndolo, metiéndola cada vez más, hasta donde podía. Con la mano iba acompañando los movimientos de mi cabeza acariciándosela con firmeza. "Para"-me dijo, acabábamos de llegar al motel.


Por fin llegamos a la habitación, era sencilla pero acogedora, estaba pintada de azul, tenía una gran cama cubierta por una colcha a rayas marrones, azules y beige, con un escritorio a los pies y un espejo en la pared. Pero lo mejor que tenía era la bañera de hidromasaje, quise llenarla de agua para meternos dentro pero él no me dejó, "después"-dijo. Fuimos desnudándonos mientras nos besábamos y nos acariciábams y me tumbé en la cama. Me contempló ahí tumbada, completamente desnuda y esperándolo ansiosa. Separé mis piernas para que viera mi sexo caliente y húmedo. Se colocó en medio y lo acarició. Acercó su cara y lo lamió lentamente con toda la lengua chupando el clítoris cuando llegó a él. Lamió los labios y los besó succionándolos delicadamente. Metió su lengua dentro de mi vagina lamiéndola por dentro y saboreándola. Se puso de rodillas entre mis piernas, me cogió por la cadera y me levantó colocándola encima de sus piernas. Colocó su pene en la entrada y empujó suavemente para que fuera entrando poco a poco. "¡Oh, sí!" -gemí, "¡eso es, quiero sentirla dentro!", "¿te gusta que te la meta?"-me preguntó. Se movía lentamente metiéndomela hasta el fondo, apoyó sus manos en el colchón para penetrarme más y yo moví mis caderas acercándolas más a su cuerpo. Empecé a moverme más rápido sintiendo su pene dentro de mí, empujando contra mi vagina, excitándome con cada embestida, con cada penetración. golpeándome dentro con fuerza. Más y más rápido, más y más fuerte, mis gemidos se intensificaban al mismo tiempo. Me agarré a sus antebrazos rodeándolos con mis dedos y apretando mientras me dejaba llevar por el placer. "¿Lo trajiste?"-me preguntó deteniéndose. "Está en el bolso"-le dije. Se levantó y sacó de él un vibrador. Lo encendió y acarició mis muslos con él subiendo. Él se colocó a un lado y mientras introducía el vibrador en mi cuerpo yo se la chupaba a él. Le gustaba mirar mientras me lo metía y a mí me ponía que me mirase. Se separó, me puso boca abajo y se puso detrás de mí, yo separé más mis muslos y me acerqué a él, buscándolo, pidiéndole que me penetrara. Puso su pene en mi ano e intentó meterlo, con una mano separé mis nalgas para que entrara mejor. Lentamente fue metiéndomela, "¡mmmm!,¡cómo estás!"-exclamó, "¡cómo me gustaría que pudieras verte desde aquí!". Me aproximé a sus caderas pegándome a su cuerpo, "fóllame"-le dije. Me agarró y me penetró con violencia, "¡oh sí!, ¡así!". Puso una mano en mi hombro y otra en mi cadera empujándome hacia él y siguió metiéndomela mientras jadeaba y gemía. Agarró el vibrador y me lo acercó, "métetelo". Sin que él se moviera me lo introduje en la vagina, estaba muy estrecha y me costó hacerlo pero poco a poco fui consiguiéndolo. Cuando lo logré él empezó a moverse otra vez pero con más suavidad y yo movía el vibrador metiéndomelo y girándolo. Mi mano golpeaba mi clítoris con cada penetración y cuanto más me excitaba más rápido me movía y más fuerte era cada embestida. Mis gemidos iban aumentando de intensidad a medida que aumentaba mi excitación, el roce con el clítoris, la vibración en mi vagina y su pene en mi culo hacían que el placer fuese tal que no pude evitar gritar, "grita más fuerte"-me dijo, "quiero que todos se enteren de lo mucho que disfrutas con mi polla". Se acercaba, notaba cómo aumentaba de intensidad, cómo invadía mi cuerpo, quería más, más fuerte, más rápido, más profundo, más, más, más... apreté mis puños cerrando con fuerza, arqueé la espalda echando mi cabeza hacia atrás y dejé escapar un fuerte grito mientras todos mis músculos se tensionaban. Él se salió, me giró y se corrió encima de mi, su semen caliente resbalaba por mis pechos y mi vientre, había llegado incluso a mi pelo. Me quedé tumbada en la cama mientras él iba al baño, cuando salió cogió la ropa y empezó a vestirse, "¿nos vamos ya?"-le pregunté, "sí"-me contestó, "tengo que estar en mi casa dentro de media hora".

VENGANZA


Habíamos quedado en el hotel a las 10 pero yo quería llegar antes para prepararlo todo, le había prometido una sorpresa y estaba segura de que lo sorprendería. Lo había conocido una noche que había salido con una amiga. Creíamos que la que le gustaba era ella porque no dejaba de mirarla pero sin embaro se acercó a mí. Estuvo toda la noche hablando conmigo, contándome cosas de él, preguntándome por mí y al final me acompañó a casa y se despidió sin más. Creí que no iba a volver a saber nada más de él pero unos días más tarde me llamó para tomar un café. Durante varias semanas me llamaba habitualmente para quedar conmigo pero sin ir más allá, hasta que un día se lanzó. Lo había invitado a mi casa como otras veces, pero en esta ocasión se mostró bastante más cariñoso. Me pidió que me sentara junto a él en el sofá, me abrazó y empezó a acariciarme mientras hablábamos. Me sentía tan a gusto entre sus brazos que no quería moverme de allí nunca más. No sabía muy bien cómo pero había pasado de verlo como un posible ligue ocasional a ser alguien muy importante en mi vida, luchaba contra ese sentimiento porque estaba convencida de que él no me correspondía pero allí tumbada junto a él mientras me acariciaba empecé a soñar. Sus caricias pronto dejaron paso a suaves besos en el cuello y la cara hasta que se detuvo en mis labios. Me besó suavemente casi como si me acariciase. Llevaba tanto tiempo deseando ese beso que no pude esperar más, me senté encima de él subiéndome la falda y lo besé apasionadamente. Se sorprendió pero en seguida reaccionó deslizando sus manos por debajo de mi camiseta acariciándome la espalda. Desabroché su camisa mientras él iba bajando sus manos hasta llegar a mi culo. Me quité la camiseta y se quedó mirando mis pechos antes de empezar a besarlos. Me quitó el sujetador y acarició con su lengua mis pezones chupándolos y mordiéndolos suavemente. Moví mis caderas pegándolas a las suyas presionando suavemente sobre su pene, sintiéndolo debajo de mi, contra mi clítoris. Me moví lentamente excitándolo y excitándome mientras nos besábamos y nos acariciábamos. Desabroché su pantalón y bajé el bóxer dejando ver su grueso pene ya erecto. Lo acaricié delicadamente y, apoyándolo sobre mi tanga, lo froté contra mis labios humedecidos. Él deslizó su mano por debajo del pequeño trozo de tela y lo apartó para sentir el contacto de la suave piel sobre su pene. Lentamente lo introduje dentro de mi vagina sintiendo cómo se iba abriendo poco a poco a su paso. Pegué mi cuerpo contra el suyo y empecé a moverme rozando su piel con la mía, acariciando su torso con mis pechos, presionando mi clítoris contra su vientre y metiendo su pene cada vez más adentro. Mis caderas iban aumentando el ritmo, acelerando con cada embestida, cada vez me excitaba más y más al oir sus jadeos y sus gemidos, sintiéndolo dentro de mí, penetrándome, acariciándome, besándome... Cuando notó que yo llegaba al orgasmo gritó dejando que el placer nos invadiera a los dos al tiempo recorriendo nuestros cuerpos, nuestros músculos, cada fibra de nuestro ser. Nos quedamos abrazados acariciándonos y besándoos.


Después de ese día seguimos viéndonos, salíamos con mi amiga y con sus amigos y acabábamos en mi casa. Cada vez me sentía más unida a él, no era sólo atracción sexual, había más, me sentía muy bien con él, era muy divertido e inteligente y me gustaba estar con él, hasta que un día me llamó mi amiga y me dijo que el día anterior él la había llamado para tomar un café y acabaron en su casa acostándose juntos. Por lo visto él había tenido la iniciativa y le había dicho que le gustaba desde el primer día pero que la había visto inalcanzable y que por eso no le había dicho nada. Yo no entendía nada, ¿y yo?, ¿qué había sido yo? ¿una forma de llegar a mi amiga? ¿se había acostado conmigo para acercarse a ella?, ¿quién podía ser tan cabrón? ¿cómo alguien podía caer tan bajo y jugar así con los sentimientos de la gente?, sólo tenía que haberme dicho que le gustaba ella y yo lo habría ayudado, no tenía que engañarme, hacerme creer que yo le gustaba, que le atraía, que estaba conmigo porque quería... Durante unos días mi cabeza no paró de dar vueltas, tenía que hacer algo, decírselo, echárselo en cara, dejarlo, enfadarme, odiarlo, vengarme. Venganza, eso era lo que realmente quería. Lo planeé todo cuidadosamente, en mi mente imaginaba la situación una y otra vez hasta lograr atar todos los cabos. Por fin había llegado el día. Lo llamé para quedar con él, fingí no saber nada y le dije que quería darle una sorpresa, que había planeado una noche muy especial para él. No pudo decir que no, la intriga y la excitación eran más poderosas que su deseo por mí.


Cuando llegué a la habitación del hotel lo dispuse todo rápidamente. Primero me quité el vestido y me quedé en ropa interior, llevaba un sujetador y un tanga rojos y medias negras con zapatos de tacón de aguja, lo que más le ponía a él. Puse el vestido en un sillón que estaba al lado de la puerta junto con mi bolso y encima de una de las mesitas de noche coloqué dos foulards perfectamente doblados. Me tumbé en la cama y esperé a que llegara. Fue muy puntual, algo no muy frecuente en él y fui a abrirle la puerta con mi lencería y mis zapatos. Se quedó perplejo cuando me vio, Quiso llevarme directamente a la cama pero lo detuve. Nos quedamos de pie junto a la puerta besándonos y acariciándonos. Fui quitándole la ropa prenda a prenda mientras la iba colocando cuidadosamente sobre el sillón. Me alejé de él y me tumbé en la cama. "Ven" -le susurré. Se acercó a mí completamente excitado, se tumbó encima de mí y me besó. Fue descendiendo lentamente por mi cuello y por mis pechos, apartó el sujetador para lamer mis pezones y siguió bajando por mi vientre hasta mi tanga. Me besó por encima de la tela dejando que notara su cálido aliento a través del encaje. Con una mano lo apartó mientras con la otra acariciaba mis muslos separándolos para acceder mejor. Acarició con la punta de la lengua los labios abriéndolos para llegar al clítoris y jugueteó con él golpeándolo suavemente. Apreté los puños agarrando la colcha y dejé escapar un gemido. Introdujo un dedo dentro de mi vagina y otro en mi ano penetrándome y chupándome el clítoris al mismo tiempo. Mis piernas se tensaron, arqueé la espalda mientras me dejaba llevar por el placer intenso. Me aparté y me giré poniéndome boca abajo sobre mis rodillas dejando que me penetrara. Acarició con su pene los labios antes de metérmelo dentro. Junté las piernas apretándolo para sentirlo más aún. Me agarró por las caderas atrayéndome hacia él y moviéndolas al mismo ritmo que él. Sus gemidos eran cada vez más intensos, de repente paré y me aparté, él intentó agarrarme para seguir pero no le dejé. "Espera"-le dije, "quiero hacer una cosa". Le dije que se tumbara y me puse encima, "Quiero atarte"-le dije mientras cogía un foulard. Junté sus manos por encima de su cabeza y las até por las muñecas a los barrotes del cabecero de la cama. Lo besé "¿asustado?" le pregunté. Movió la cabeza de un lado a otro y me devolvió el beso. Cogí el otro foulard y lo puse sobre su boca amordazándolo. Bajé para colocarme encima de sus caderas y acaricié mis pechos, deslicé una mano por mi cuerpo deteniéndome en mi sexo y empecé a masturbarme mientras él miraba. Aparté el tanga para que pudiera ver mis labios hinchados, encarnados y húmedos mientras introducía mis dedos en mi vagina y acariciaba mi clítoris. Continué mientras iba excitándome, el ligero cosquilleo dio paso al estremecimiento, el placer iba aumentando, recorriendo mi cuerpo como una ola que me cubriese por completo estrellándose contra mí. Cuando me relajé agarré su pene, acerqué la punta a mi ano y lo introduje. Empecé a moverme excitándolo, primero lentamente para ir aumentando poco a poco el ritmo, observaba sus reacciones, su respiración, sus jadeos, la tensión de sus músculos y antes de que llegase al límite paré y me levanté. Se quedó desconcertado, intentó hablar pero no pudo. Me dirigí al sillón y cogí mi vestido, me lo puse lentamente mientras él intentaba desatarse tirando del foulard pero lo único que conseguía era apretar más el nudo. Cogí su ropa junto con su cartera, su móvil, las llaves y mi bolso, me giré hacia él, le dije "Ahora llámala para que venga a desatarte" y me fui. Salí del hotel con sus cosas en la mano, pensé en tirarlas en un contenedor pero preferí mandárselas por correo a su casa, no quería que me denunciara por robo.